Wednesday, November 01, 2006

 

Quilmes Rock 2006: Nada nuevo bajo la lluvia







Concurrí los dos días al Quilmes Rock realizado en la ciudad de Rosario. Habitué de muchos de estos mega-eventos, uno ya sabe como dosificar las energías para no llegar exhausto a la última banda, que muchas veces es quien paga los platos rotos de la adrenalina del arrebato inicial.
Esta economía de esfuerzos es importante también para poder realizar un análisis lo más objetivo posible (haciendo la obvia salvedad que quien escribe no es un "objeto" sino un "sujeto") de los momentos vividos en estos dos desapacibles días.
En principio, lo que tendría que decir es que las bandas que a priori uno sabía que no iban a defraudar, efectivamente no defraudaron: Divididos el primer día, y Las Pelotas en el segundo. Ambas bandas, con muchos cuerpos de ventaja se impusieron sobre el resto, no sólo por la propuesta musical y sonora sino por ser los grupos que despertaron mayor fervor en un público que se caracterizó por la sorprendente frialdad con que presenció el espectáculo en general.
¿Había razones para semejante frialdad? Sí...pero las causas no se limitaron sólo a un motivo. Parte de la frialdad se podría deber a que la conformación de las grillas (fundamentalmente en el primer día) convocó a un tipo de público habitualmente no acostumbrado a recitales de rock. Bandas como Los Cafres, lejos de atraer a un público que asuma el compromiso social del reggae, llama a chicos y chicas que han hecho de la música jamaiquina un elemento snob. Bandas como Árbol convoca a un público pre-adolescente como consecuencia de las letras infantilmente bobas con las que se regodean sus músicos. Y Catupecu Machu, que dejó muy atrás la fuerza de sus primeros discos, se recuesta hoy en una propuesta musical francamente deprimente, y con un frontman, que al igual que personajes como Fito Paéz, creen estar un paso más allá que los simples músicos y necesitan dar cuenta de su inteligencia e ingenio (fallidos por cierto), no encontrando mejor recurso para ello que utilizar los minutos en que deberían hacer sonar sus instrumentos, para llevar a cabo insoportables, soporíferos y demagógicos monólogos.
En el segundo día, hubo otra conformación, más rockera, que hizo que el ambiente tuviese otro clima. Hubo algunos sets acertados, como Los Vándalos y su actitud, o la prolijidad de Pier. Otras bandas pasaron desapercibidas, por ejemplo, el mediático grupo Guasones. Pero sin dudas el show que desentonó fue el de Intoxicados, grupo que despertaba mucha expectativa básicamente a partir de la carismática figura de su lider, Pity Alvarez. Lamentablemente hay que decir que Pity hoy es más un personaje que un músico, y aún cuando la banda suena más ajustada que en otros momentos, el set estuvo condicionado por los berrinches de su líder obsesionado en cantar temas interminables (por ejemplo, "Habitado, deshabitado", que evidentemente le debe gustar mucho a Pity, ya que no pierde ocasión de interpretarlo en cuanto recital haya) . Faltaron muchas de las canciones que la gente quería escuchar, y si bien el final fue a todo punk rock, con una versión de Ramones, no alcanzó a ser una presentación satisfactoria para sus seguidores que no pudieron disimular su decepción.
En definitiva, fue un Quilmes opaco, con dos grandes bandas que nos hicieron olvidar por un par de horas la medianía que dominó el evento.





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