Monday, August 21, 2006

 

Al fin una buena...bajó la deserción en el primer año de la Universidad

Bajó en un 11 por ciento la deserción en el primer año de la universidad. La Uiversidad Nacional de Rosario muestra una caída en la cantidad de jóvenes que abandonan sus estudios en el inicio de las carreras. Hoy quedan en el camino el 39 por ciento.
Tutores, pasantías, cursos de nivelación, de orientación vocacional y becas. Según destacan desde la Universidad Nacional de Rosario (UNR), estos son algunos de los programas que justifican que en los últimos años se evidencie una merma en el nivel de deserción de los estudiantes del nivel superior, al punto que mientras la media nacional indica que 5 de cada diez ingresantes dejan sus estudios en el primer año, en la UNR esta cifra ronda actualmente el 39,3 por ciento: un 11 por ciento menos que en 1992. El dato refleja además una diferencia tanto con el resto de las universidades argentinas como de Latinoamérica. Así, y según la Dirección de Estadística de la UNR, mientras que para el año 1992 la tasa de alumnos que, tras cursar asignaturas del primer año de la facultad, no se reinscribieron para el segundo año era del 49,8 por ciento, para el 2005 esa cifra había bajado hasta el 39,3 por ciento; a diferencia de la media nacional que ronda el 50 por ciento. Una tendencia que se espera se confirme también para el presente año.
Pero más allá de estos datos, es interesante abordar otras cuestiones. Por ejemplo, que Argentina es el país latinoamericano con más estudiantes dentro del nivel universitario.
En el informe sobre América latina y el Caribe del período 2000-2005 "La metamorfosis de la educación superior" de la Unesco, se da cuenta de que la deserción en las universidades está provocando, además de las frustraciones en los jóvenes que no logran continuar sus estudios, un elevado costo para los países, tanto económico como en la posibilidad de contar con profesionales capacitados que contribuyan a desarrollo de las naciones. Así, el documento presentado por el Instituto para la Educación Superior en América Latina y el Caribe (Iesalc), dependiente de la Unesco, reseña más de 250 estudios académicos de toda la región pertenecientes a distintos sectores de la educación superior (universidades públicas y privadas, consejos de rectores y ministerios de educación, entre otros), y en sus conclusiones advierte sobre el desafío regional de incrementar la cobertura educativa entre los jóvenes, sin descuidar el problema de la repetición y deserción de los que aceden al nivel superior de la enseñanza. Bajo el título "Repitencia y deserción universitaria en América latina", uno de los capítulos del informe del Iesalc, coordinado por Luis Eduardo González Fiegehen, describe tanto el costo como los principales factores de abandono y rezago en los alumnos del nivel superior de 15 países latinoamericanos. Entre los factores que el estudio encuentra con mayor peso de la deserción, enumera los socioeconómicos, los vinculados con el propio sistema universitario, los de orden académico y aquellos que son de índole personal, como "la condición de actividad económica del estudiante, las aspiraciones y motivaciones personales, la disonancia con sus expectativas, el grado de satisfacción de la carrera y las expectativas al egreso de la carrera en relación con el mercado laboral".
La mejora de los mecanismos de detección temprana, identificar grupos de riesgo, otorgar apoyo tutorial integral al estudiante, mejorar la orientación vocacional y entregar certificaciones tempranas y salidas intermedias son algunas de las medidas que el estudio internacional propone para sortear esta problemática. "Se ha generado un gran interés por el tema de la repitencia y la deserción en América latina y el Caribe, ya que se ha detectado como un problema relevante y potencialmente de mayor impacto, debido al incremento de la matrícula en la educación superior y la creciente incorporación de sectores de menores ingresos y menor preparación previa en la universidad, por lo cual resultan potencialmente más vulnerables", concluye el informe de la Unesco.
De esta manera, la problemática se instala como preocupación de las universidades de la región, las cuales ante ello buscan desde distintas estrategias vocacionales, pedagógicas y de ayuda económica, la forma más eficaz de no sólo hacer de la universidad un espacio de inclusión para un número cada vez mayor de jóvenes, sino también para que aquellos que ingresan, puedan completar sus estudios, meta que beneficiará en el mediano plazo tanto al propio estudiante como a los estados que necesitan de estos profesionales.





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